La astronomía hostigada

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Eric González, astrónomo de la UNSJ, denuncia los problemas que generan para la observación los satélites lanzados por una empresa privada de Estados Unidos. Habla de manchas o trazas que arruinan las imágenes tomadas del cielo. “Emiten en ondas de radio justo en una banda en la que observará el Radiotelescopio CART”, advierte.

 

Por Fabián Rojas

Se le llama comúnmente “Tren espacial”, porque no es uno sino varios satélites que surcan el cielo. Esos objetos han despertado curiosidades y fantasías interplanetarias en observadores ajenos a la astronomía. Pero son, en realidad, los satélites Starlink, que lanza en grupos al espacio la empresa estadounidense SpaceX, de Elon Musk, quien es también propietario de Tesla, fabricante de automóviles eléctricos. SpaceX es la compañía que hace poco más de un mes lanzó junto a la Nasa el vuelo espacial tripulado por dos astronautas y que significó la vuelta de Estados Unidos a las aventuras espaciales luego de nueve años. La empresa pone en órbita baja los satélites (a principios de año lanzó 240) con la misión de proporcionar internet de alta velocidad a usuarios ubicados en diferentes puntos de la Tierra. En enero pasado, luego de captar con su cámara el tren espacial, el comunicador científico Mariano Ribas le dijo al medio Infobae: “Lo que se ve en el video básicamente es primero la constelación de Orión, se ven las Tres Marías y un poco más arriba la estrella Rigel, y de repente aparecen en cuadro a la izquierda el trailer de satélites Starlink, que son unos 40 aproximadamente los que se ven en caravana y van desplazándose lentamente a través de esa zona del cielo”. En diálogo con Revista la U, el licenciado Eric González, astrónomo miembro del Observatorio Astronómico “Félix Aguilar” (OAFA), de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UNSJ, comenta que se observan permanentemente, “sólo que a medida que van llegando a la órbita elegida para cada uno, se van espaciando. Yo el que vi en abril pasado fue con no más de tres satélites al mismo tiempo. Se iba uno por el horizonte, había otro arriba y uno saliendo, todos espaciados”. González es parte de una preocupada comunidad astronómica internacional por las dificultades que representan esos satélites para la actividad. “Hay legislación que les dice a los países, por un convenio avalado por la ONU, qué es lo que se puede hacer y qué no se puede hacer en el espacio, pero no dice nada de empresas privadas”, resalta en esta entrevista el astrónomo de la UNSJ.

Eric González, astrónomo miembro del Observatorio Astronómico “Félix Aguilar” (OAFA).
Eric González, astrónomo miembro del Observatorio Astronómico “Félix Aguilar” (OAFA).

-¿Qué problemas ocasionan a la astronomía esos satélites lanzados?

-El principal problema que representan es que arruinan la posibilidad de hacer observaciones desde superficie de la Tierra. De hecho, Elon Musk dijo “bueno, que pongan más telescopios en órbita”. Sólo Estados Unidos y los diez países más ricos de Europa pueden hacer eso; es como decir que el resto de la astronomía a nivel mundial, básicamente, que se embrome.

-¿Cómo se da el hecho perjudicial?, ¿por reflejo de los satélites?

-Esos satélites reflejan luz de Sol, entonces en las imágenes aparecen trazas que pueden impedir la vista del objeto que se está buscando o impedir búsquedas de survey, que es lo que hace por ejemplo el telescopio ruso Master, que es revisar todo el cielo para encontrar variables, supernovas, asteroides; de todo esto se arruina la imagen. También emiten en ondas de radio justo en una banda en la que el Radiotelescopio CART observará, por ejemplo (ver aparte). Interfiere con las observaciones para varios radiotelescopios.

-¿Lo qué más afecta las observaciones es que son trenes satelitales, es decir, que se lanzan en cantidades?

-El problema es que son muchos y están en una órbita baja, entonces son muy brillantes. Los satélites Starlink iniciaron una carrera espacial y ahora varios países más están planeando sus propias constelaciones.

 -Cuando se alcanza cierta cantidad de satélites en órbita (se dice que SpaceX quiere llegar a colocar 1.584), ¿se dejan de enviar al espacio o luego continúan los lanzamientos?

-Los satélites de órbita baja decaen relativamente rápido, duran unos pocos años, entonces, como la idea es tener unos 1.500 satélites en forma permanente, después se siguen lanzando más, va a haber lanzamientos permanentes.

 -Se dice que lo de la empresa es para proporcionar Internet de alta velocidad, ¿habrá alternativas para no interferir con el trabajo de la astronomía?

-La alternativa para no interferir con la astronomía es usar redes de fibra óptica con cables submarinos, que es lo que se hace hasta ahora.

 -¿Cualquier empresario poderoso puede lanzar satélites así? ¿El espacio cósmico no está regulado?  ­

-Aquí está el problema. Hay legislación que les dice a los países, por un convenio avalado por la Organización de las Naciones Unidas, qué es lo que se puede hacer y qué no se puede hacer en el espacio, pero no dice nada de empresas privadas.

 -¿La Unión Astronómica Internacional se ha manifestado sobre esto?

-Esta Unión sacó un comunicado, un manifiesto acerca del problema que representan esos satélites para la astronomía y la pérdida del derecho al cielo nocturno.

 -¿Y la Asociación Argentina de Astronomía?

-La Asociación Argentina de Astronomía se ha plegado a ese pronunciamiento.

 -Resumiendo, existe la posibilidad de que el cielo se llene de satélites artificiales de empresas privadas que hagan lo mismo que la estadounidense…

-Ese es justamente el riesgo. La constelación Starlink no es la única que está planeada sino que hay países y varias empresas que no quieren dejar en manos de sólo un privado estadounidense la infraestructura de Internet. Entonces, teniendo la posibilidad de hacer lanzamientos baratos, varios más quieren hacer lo mismo, incluyendo a China y a la Comunidad Europea.

-¿Son de bajo costo los lanzamientos?

-Para dar una idea, el costo por Kg de poner algo en órbita baja, que es donde van estos satélites, al principio con el programa del transbordador espacial era de cerca de 85 mil dólares por kg; al final del programa fue cerca de 26 mil dólares. Los otros programas espaciales como los de la ex Unión Soviética y otros estaban cerca de los 50 mil dólares por kg. Con el programa de SpaceX el vehículo de lanzamiento Falcon 9 costó 1.900 dólares y con el Falcon 9 Heavy, el cohete nuevo, bajó a casi 950 dólares por kg, o sea casi diez veces menos. Por eso se habla de que es tan accesible ahora poner objetos en órbita baja. Hay que tener en cuenta que los satélites pesan entre 220 y 260 kg, por eso lanzan de a varios.

 

Ricardo Podestá / Director del OAFA

Ricardo Podestá, Director del OAFA.
Ricardo Podestá, Director del OAFA.

“A la astronomía fotográfica la perjudican muchísimo”

El director del OAFA, Ricardo Podestá, recuerda que el CART, el gran Radiotelescopio chino – argentino que estará instalado en Barreal, operará en un rango que va desde los 2 (dos) hasta 40 o 42 Gigahertz (GHz). El astrónomo explica que la frecuencia de 2 GHz corresponde a una longitud de onda de 15 centímetros y que desde esos 15 cm el rango va disminuyendo hasta los 42 GHz, que son alrededor de siete milímetros. En otras palabras, esto significa que mientras más pequeña sea la longitud de onda, más energética es la onda que sigue, por lo que así el radiotelescopio permitirá observar eventos más apocalípticos, como explosiones y sucesos violentos en el universo. “Así es que cualquier emisión dentro de ese rango va a afectar su observación. Esto, especialmente en los dos primeros años del radiotelescopio, que va a transmitir desde 2 hasta 7 GHz. El Master, el telescopio ruso que está en el Observatorio ‘Ulrico Cesco’, en El Leoncito, permanentemente está tomando imágenes del cielo; los satélites son objetos que si aparecen en esas imágenes, arruinan la observación. Estos satélites a la astronomía fotográfica la perjudican muchísimo”, sentencia el Dr. Podestá.

 


El posible cielo obstruido  

El sitio de tecnología, ciencia y cultura digital hipertextual.com, señala que el propósito inicial de la compañía SpaceX “era llegar a establecer una constelación artificial, formada por 42.000 de estos dispositivos; aunque, por el momento, sólo son 300 los que ya han partido con rumbo a su destino”. Por ello, ya en junio de 2019 la Unión Astronómica Internacional había expresado su preocupación por el impacto negativo que las constelaciones planificadas de satélites pueden tener en las observaciones astronómicas. Tras esa declaración, el Comité Ejecutivo de la IAU (siglas en inglés de la Unión) decidió la conformación de la Comisión B7 para la protección de los sitios de observatorio existentes y potenciales. “En ella –dice hipertextual.com-, se ha solicitado el aporte de astrónomos pertenecientes al Observatorio Vera C. Rubin, la Universidad de Michigan, el Observatorio de Calar Alto (CAHA), la Agencia Espacial Europea (ESA) y el Observatorio Europeo del Sur (ESO). Entre todos, han llevado a cabo una simulación de lo que sería el cielo con solo 25.000 de estos satélites y los resultados, expuestos recientemente en la página oficial de la UAI, no son nada esperanzadores”.

El informe de la propia Unión Astronómica Internacional dice que algunas simulaciones se realizaron sobre la base de una gran muestra de más de 25 mil satélites de constelaciones representativas de diferentes compañías. “Con esta muestra, el número de satélites sobre el horizonte en cualquier momento dado estaría entre 1.500 y unos pocos miles, dependiendo de la latitud. La mayoría de éstos aparecerán muy cerca del horizonte, solo unos pocos pasarán directamente por encima; por ejemplo, alrededor de 250 a 300 tendrían una elevación de más de 30 grados sobre el horizonte (es decir, donde el cielo está despejado de obstrucciones y donde se realizan la mayoría de las observaciones astronómicas)”.


Imagen de portada: www.reedit.com