Calvados: una bebida con la marca de mujeres calingastinas

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Vecinas de Tamberías trabajan en el diseño visual de este aguardiente. Lo hacen con el apoyo de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la UNSJ.

 

Por Santiago Flores

El proyecto de la producción de calvados en Calingasta es un trabajo en conjunto. No sólo entre la Universidad Nacional de San Juan, el Consejo Federal de Ciencia y Tecnología (COFECyT) y la Municipalidad de ese departamento, sino que también están involucrados los integrantes de la Cooperativa Agrícola Tamberías. A su vez, se creó una red social  colaborativa en la región, en la que mujeres de zonas aledañas trabajan en el diseño de marca, etiqueta, envases y elementos de comunicación. Todos, elementos producidos en su totalidad con recursos, materiales y tecnologías del lugar. “A partir de los recursos y de los aportes que tuvieran cada una de ellas, puntualmente de sus oficios, comenzamos a pensar cómo podíamos presentar el producto. Además trabajamos con los recursos del lugar, lo que hace sostenible el proyecto. Con respecto a las técnicas, quien quiera puede capacitarse en impresión serigráfica.”, dijo Silvina Vázquez, diseñadora de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la UNSJ. También expresó que van a comenzar con capacitaciones en mayo en conjunto con los Laboratorios Itinerantes de Diseño de esta Universidad.

Mujeres calingastinas

 

Una bebida con historia

El calvados es un aguardiente que se obtiene por la destilación de la sidra. Fue creada  en la época napoleónica como anestésico y antiséptico. Debe su nombre al poblado homónimo, “Calvados”, el que se ubica en la región de Baja Normandía, en Francia.

Calingasta fue la cuna de esta bebida en Sudamérica debido a las grandes extensiones de manzanales que poseía y a Aldo y Federico Cantoni que trajeron la idea desde Francia  e impulsaron la producción de este aguardiente. Fue muy famosa y exitosa en ventas en los primeros años del siglo XX, luego dichas ventas cayeron cerca de la década del sesenta. Ahora, han vuelto a reactivar una producción que parecía haber quedado en el pasado, con el objetivo de reposicionarse en el mercado, en la producción y de ubicar a la localidad como la capital de esta bebida. Todo gracias a un proyecto desarrollado por la UNSJ, el COFECyT, la Cooperativa Agrícola Tamberías, la Municipalidad de Calingasta y las vecinas de la localidad. Se trata de un proyecto que se enmarca en la idea de vincular a la Universidad con las localidades fuera del Gran San Juan. Un trabajo que involucra a los recursos propios de las zonas, sus vecinos, que genera oportunidades de trabajo y capacitaciones. “La instalación de una planta de destilado de aguardiente de manzana es un proyecto que surge para revalorizar lo que fue el calvados de Calingasta”, afirma Ignacio Balaguer, encargado de la gestión del proyecto, para la página del Ministerio de Gobierno de la Nación.

 

la casona para el calvados

 

Entre lo antiguo y lo nuevo

Además, los ingenieros químicos de la UNSJ, Guillermo Sepúlveda y Eliseo Ortíz, explicaron que tomaron el proceso añejo del destilado de la sidra, denominado en alambique, y lo modernizaron utilizando una columna de rectificación. Esto permite obtener, en menor volumen, mayor contenido de alcohol, ahorrando a su vez un 30 por ciento de energía.

El calvados es una bebida alcohólica que reactivará toda una zona, economías familiares, que hará que se establezcan lazos de compañerismo, fomentando la cultura del trabajo y la interdisciplinariedad entre la Universidad Nacional de San Juan y las localidades fuera del Gran San Juan. “No hay mayor satisfacción que ver que la herramientas que uno tiene pueden servir para colaborar y mejorar la calidad de vida de una localidad”, valoró Silvina Vázquez.

 

Equipo Técnico perteneciente a la UNSJ: Ing. María Verónica Benavente Fager, Arq. Estela Carossia, Ing. Eliseo Ortiz Rocchetti, Ing. Guillermo Sepúlveda, Ing. Luciano Doncel, D. G. Silvina Vázquez y Lic. Marisa Cabello.

 

Calvados de Calingasta