Algo más sobre la “descolonialidad epistemológica”

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Una vuelta de tuerca para un tema que se presta al debate pero que hoy está más vigente que nunca.

Por Elio Noé Salcedo*

La vigencia del imperio chino (última dinastía imperial) se extendió desde el 220 (siglo II) hasta 1912. En el siglo VI los chinos descubrieron el papel; en el siglo VIII, la imprenta (siete siglos antes que en Europa); en el siglo IX imprimían papel moneda; e incluso, en el siglo XVI, un siglo antes que en Gran Bretaña, tuvieron su revolución industrial.

“Europa leyó ese archivo –dice Enrique Dussel- y después lo desconectó. Luego inventó todo lo que había tomado de China”.

De ese mismo modo –a partir de su expansión al Atlántico desde 1492, porque anterior a esa fecha Europa era periférica y minúscula respecto al mundo circundante (árabe,  chino, indú)-, Europa “va a inventar la historia que nosotros estudiamos no solo en América Latina y el Caribe sino también en África, India, Sudáfrica, Marruecos, China e incluso en Bolivia”, donde hasta hace poco gobernaban los pueblos originarios.

Habiendo multiplicado su territorio y sus ganancias a partir de la conquista de América, Europa se erigió en el centro del mundo. A partir de entonces, el dominio de la economía, la filosofía y la cultura a nivel mundial hizo el resto.

En verdad, la filosofía, las ciencias, la astronomía en particular, las matemáticas (los números arábigos) e incluso la industria y hasta el principio de la energía a vapor, no vienen de Europa sino en distinta medida de Egipto, la Mesopotamia, la China y, si nos atenemos a los adelantos astronómicos y el manejo de los sistemas de riego y de los cultivos, también de América (aunque todavía no era “América”), que ya cobijaba desde miles de año antes los primeros habitantes en nuestro territorio nación.

Hasta 1800 –asegura Dussel- todos los productos del mercado mundial eran chinos (instrumentos, vajilla, utensilios, adornos, porcelana y seda, etc.), que Europa compraba con la plata americana”, extraída con el esfuerzo, la sangre y la servidumbre de los indios americanos. Al revés de lo que dice la historia europea, sin el sacrificio de los americanos y la explotación de América desde 1492 en adelante, no se puede entender Europa, su desarrollo exponencial, su civilización y sus luces.

Cuando el creador de la Filosofía de la Liberación y propulsor de la descolonialidad epistemológica expresa que hay que “estudiar las cosas de otra manera”, lo que está diciendo –como lo viene diciendo desde antes el revisionismo histórico y el pensamiento nacional argentino y latinoamericano- es que a la vez que fuimos colonizados políticamente desde 1492, colonización de la que nos independizamos en 1810, y que fuimos colonizados económicamente desde el mismo momento que pasamos a ser productores de materias primas a cambio de las manufacturas europeas, también fuimos colonizados culturalmente a través de todos los medios de cultura, pero en particular de la enseñanza en todos sus niveles, incluidas las universidades y los colegios militares, fenómeno que el pensamiento nacional definió como la colonización pedagógica y sobre el cual se ha escrito una prolífica literatura que al parecer no figura en la bibliografía principal de nuestros planes de estudio en América Latina y el Caribe.

Tenemos que estudiar las cosas de otra manera, dice Dussel, en tanto “la filosofía es la máxima responsable del eurocentrismo”. Comprobémoslo: “La filosofía empieza en Grecia y de allí pasa a los romanos; luego pasa a Francia, donde Descartes es el primer filósofo moderno: ¡Una invención europea!”.

Antes de que Descartes escribiera “El Discurso del Método” (1636), en Hispanoamérica se planteaban o replanteaban los verdaderos problemas filosóficos del ser humano, en lo que se conocería como “la controversia de Valladolid”, que ponía en cuestionamiento la propia conquista.

La primera controversia sobre Derechos Humanos

La Controversia de Valladolid fue un célebre debate que tuvo lugar en aquella ciudad en septiembre de 1550 y mayo de 1551 y que enfrentó –al menos a nivel filosófico y con la conquista en curso- dos formas antagónicas de concebir al ser humano y a la propia conquista de América.

En ese debate se destacó la figura del fraile dominico Bartolomé de las Casas, obispo de Chiapas –considerado a partir de entonces máximo defensor de los indios americanos y precursor de los Derechos Humanos-, y Juan Ginés de Sepúlveda, capellán del emperador, quien, basado en la lectura de Aristóteles, afirmaba la inferioridad natural de los originarios (Democrates Secundus) y el derecho del dominio español sobre ellos.

El hispanista anglosajón John Elliot señala en su libro “Imperios del mundo atlántico”,  que “la campaña de Las Casas y sus hermanos dominicos en defensa de los indígenas fue lo bastante poderosa como para persuadir a Carlos V, con la recomendación del Consejo de Indias, para que ordenara en 1550 que todos los planes de expediciones de conquista en el Nuevo Mundo se suspendieran hasta que una junta de teólogos se hubiera pronunciado sobre las cuestiones morales implícitas”.Los jueces –completa Elliot-  apabullados por los cinco días que duró la lectura del desmesuradamente largo tratado de apología a favor de los indios, que Las Casas había escrito en latín, nunca llegaron a pronunciar su veredicto”, pero “aunque fracasaran en su propósito principal de mejorar la posición social y las condiciones de vida de los indígenas, Las Casas y sus partidarios lograron crear un clima moral en el que la corona se vio forzada a recordar su obligación de defenderlos contra sus opresores y de hacer cuanto pudiera para aliviar su suerte”. Los indios norteamericanos y los esclavos ingleses no correrían la misma suerte.

Mientras América seguía siendo explotada sin piedad no solo por España sino por toda Europa, que se beneficiaba de la explotación americana, Emmanuel Kant –en el paroxismo de “la razón pura” prefería pensar. “Soy un alma indiferente a tener un cuerpo”. Así, la llamada “filosofía moderna” –y su correlato historiográfico- se montó sobre la explotación de América, y resultó la avanzada ideológica del eurocentrismo y del colonialismo europeo. Razón de más para revisarla y revisar nuestros planes de estudio.

* Diplomado en Historia Argentina y Latinoamericana.

Fuente de la imagen.
Science Photo Library https://www.bbc.com/mundo/noticias-46310393