“Hay lesión al derecho humano si no hay buena alimentación”

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Dora Barrancos, notable investigadora y ensayista de las ciencias sociales, referente del movimiento feminista en este país y en América Latina, fue parte del 3° Congreso Nacional de Sociología que se desarrolla en San Juan. En este diálogo habló de aspectos historiográficos de la Sociología, pero también de temas candentes de Argentina.

 

Por Fabián Rojas

La doctora Dora Barrancos, autora de varios libros, acreedora de diferentes premios en reconocimiento a su labor intelectual y su compromiso; investigadora, historiadora y socióloga, estuvo participando del 3° Congreso Nacional de Sociología que se desarrolla en el seno de la UNSJ y es organizado por el Departamento de Sociología de esta Universidad y la Asociación Argentina de Sociología (AAS). Referente del movimiento feminista en Argentina y en América Latina, dejó frases tales como “el feminismo no debe asustar a los varones”. Y, en referencia a la crisis del CONICET (de donde hasta hace poco fue parte de su directorio hasta que renunció por la crisis presupuestaria de ese organismo) y del sistema científico argentino, dijo: “Cuando un laboratorio para, no solamente para: retrocede”. En esta entrevista con Revista la U también habló de aspectos historiográficos de la Sociología, cuya institucionalidad académica ha pasado los 50 años en el país. En San Juan Sociología ya cumplió 54 años, fue la segunda en crearse como carrera en Argentina, después de la Universidad de Buenos Aires.

 -¿Qué resaltaría de medio siglo de Sociología en el país?
-Creo que se pueden resaltar muchas contribuciones de la Sociología. En mi conferencia me refiero con cierto detalle a las contribuciones que hicieron en general las ciencias sociales. Y también a la Sociología como un gran soporte dentro de ese espectro.

-Pero en realidad la Sociología en Argentina es anterior a estos 50 años…
-Es cierto, es anterior a este cincuentenario, pero de manera un poco amateur tal vez. Había muchos ensayistas, me refiero al principio del Siglo XX y durante ese siglo, antes de la reconversión completa de este campo como una disciplina con gran institucionalidad y con lo que serían las reglas del campo propio. Podríamos decir que hubo una Sociología desreglada anterior. Por lo tanto mucha gente que hacía ensayos tenía una vibración particular con lo que pretendía significar como sociológico.

-¿Y antes, incluso en el Siglo XIX, en épocas de la guerra intestina entre unitarios y federales, se hacía Sociología?
-Tal vez el trazado de una línea amateur, una cierta consistencia en el ensayo social, que se quería ensayo sociológico, es cierto que puede llevarnos a pensar eso. De todas maneras la Sociología emerge en el Siglo XIX. Cómo no recordar a (Auguste) Comte, ¿no?, con su Física Social. Entonces hubo formas de remedo, lo que podría ser la primera costura de la disciplina, sí, también consistió en tener ensayistas en nuestra sociedad.

-Pero creció en el Siglo XX…    
-Creo que cuando devino en nuestro medio una ingente cuestión social, a principios del Siglo XX, hubo más emisores cuya contribución tuvo cierta pretensión de ser sociológica. Voy a recordar algo: hubo una vez un congreso, entre 1910 y 1915, sobre la Tuberculosis, que fue en Tucumán. El subtítulo del congreso tenía que ver con la enfermedad social en la Argentina. En aquel momento la Tuberculosis ya se veía con una significación social, producida socialmente, y con una observación del ensayo médico social. Después eso se perdió bastante. Vino la idea de que la Medicina puede independizarse de la cuestión social, pero había una relación importante entre las enfermedades y las estructuras que predisponían a esas enfermedades.

-¿Cuando usted dice “una ingente cuestión social” en el país a principios del Siglo XX se refiere a un contexto de fuerte inmigración? 
-Por supuesto. La cuestión social en Argentina deviene, inexorable, de una demografía abigarrada, de las construcciones rápidas de nuevos segmentos sociales. Debemos pensar que las clases trabajadoras van a tener un perfil particular en los medios urbanos merced a esa notable captación de inmigrantes varones y mujeres.

-Usted en su conferencia habla de los aportes de la Sociología a los derechos humanos…
-No dejo de pensar que gran parte de las aproximaciones (a los derechos humanos) de las ciencias sociales siempre están cruzadas por la Sociología. La Sociología cruza mucho a las otras ciencias y desde luego la Sociología está permeada por las otras ciencias sociales y humanísticas. Yo quiero recordar la enorme utilidad social de nuestros saberes en orden a, nada menos, una dimensión fundamental de nuestras vidas: los derechos humanos. Los derechos humanos no aluden en un aspecto a nuestros derechos. Los derechos humanos son una malla de derechos y así lo entendemos hoy. Es decir, hay una lesión al derecho humano, por ejemplo, si no hay buena alimentación. Si hay condición de hambre hay una lesión al derecho humano. Si hay una lesión a la circunstancia de ser mujeres, hay un déficit de derechos humanos en las mujeres. Y de hecho hay muchas lesiones de derechos reconocibles no sólo en las mujeres sino también en lo que llamamos las otredades sexo-sociales. Entonces ahí hay averías en términos de derechos humanos.

-¿El movimiento feminista trajo de algún modo la política a todas las cuestiones que atraviesan la vida cotidiana?    
-Así es. El feminismo es un cauce político, ideológico, gnoseológico, pero es acción política. Yo creo que está entre las manifestaciones más urgentes, las más derramadas y las más conmocionales que ha tenido nuestra sociedad en los últimos años. El feminismo no debe asustar a los varones, siempre invitamos a los varones a hacerse feministos (sic), porque será una manera extraordinaria de contribuir desde su propia posibilidad y desde su responsabilidad a clausurar el imperativo patriarcal.

-¿La Sociología puede decir algo respecto de lo que sucedió con la sociedad argentina recientemente en las elecciones PASO?
-Sí, la Sociología está preparada para proponer conjeturas, hipótesis y además no me escapa que habrá gran cantidad de investigaciones, de búsquedas y abordajes. Porque es probable que una parte de la Sociología ya viniera avisando lo que podía ocurrir, tal vez otra parte no, pero, en fin, a mí me parece que la Sociología va a tener muchísimo que decir respecto de este vuelco notable. De este vuelco que implica que, al final, los electores, las electoras de este país, la ciudadanía, vuelve a pensar no sólo en sí misma sino en el conjunto, en lo colectivo. No hay capacidad de realización humana personal en contextos humanos en que las personas no tienen las mismas oportunidades.

-Usted fue parte del Directorio del CONICET, ¿qué piensa de la actualidad de este centro científico y del sistema de la ciencia en Argentina?
-EL CONICET ha padecido circunstancias de averías, de retrocesos, de limitaciones graves de recursos. Se llegó a situaciones acuciantes que significaron una parálisis con relación a la evolución que habíamos tenido hasta 2015. Pero yo suelo decir que no se trata de parálisis. Si la ciencia sólo se paralizara ya estaríamos en una circunstancia muy grave, pero cada parálisis de la ciencia significa que se vuelve muy atrás, porque recuperar lo que se pierde con la parálisis implica observar el retroceso. Cuando un laboratorio para, no solamente para: retrocede. Se pierden oportunidades de seguir trabajando. El punto de estancamiento debe leerse como un punto de retroceso.