Antecedentes provincianos de la Reforma

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La Reforma Universitaria de 1918 no fue la explosión de un día sino un proceso cuyos antecedentes y consecuencias son reseñados aquí con el ánimo de sumar luz sobre un tema que nos atañe muy de cerca.

 

Por Elio Noé Salcedo*

La cuna de la Reforma exhibe una larga y coherente línea de conducta en la pugna por una universidad científica y democrática, ligada a las luchas nacionales y populares por un país mejor y una América Latina realizada como tal.

En plena guerra de la Independencia (con San Martín en el Perú) -en la década que la historiografía porteña denomina erróneamente “de la Anarquía”-, en 1820, después de poner en la órbita provincial a la por entonces bicentenaria Universidad de Córdoba (1613) y sancionar la primera Constitución Provincial (1821), el gobierno de Juan Bautista Bustos impulsó la formación en Córdoba de la Junta Promotora de Escuelas (1822). Fue en ese contexto que se promovió una colecta popular para la compra de una imprenta para la Universidad, proyecto que había quedado postergado desde 1815 (1).

La proclama para adquirir la imprenta reclamaba: “Una imprenta que provea a las Escuelas de libros, porque reprime al Despotismo, sostiene la libertad y es el único camino de propagar las luces… Para formar la opinión pública y consolidar la unidad de sentimientos… que es la conservación del Orden y la verdadera fuerza de los Estados” (2). Semejante declaración de principios no provenía de la civilizada y culta Buenos Aires ni de la elite porteña.

En noviembre de 1823, el brigadier Bustos decreta la provisión a la Universidad mediterránea de la imprenta traída desde Buenos Aires y la suscripción del Gobierno a cada periódico que se edite en dicha imprenta, sin importar su ideología. Así nace el periodismo en Córdoba: por iniciativa y auspicio del Estado provincial. A su vez se levanta la suspensión de la Legislatura de la Provincia y se restablece la libertad de prensa. Los primeros periódicos impresos en la imprenta de Córdoba fueron: El Investigador, El Desengañador, La verdad sin rodeos y El Consejero Argentino (3).

A ese mismo gobierno, reputado de “anárquico” y “bárbaro” por la historiografía oficial, pertenece, aparte de la creación de la primera imprenta estatal, la primera Constitución Provincial, la jerarquización y regularización del Poder Judicial y del ejercicio de la abogacía en Córdoba, y la instalación en el ámbito público local de la práctica de las Artes (Dibujo y Teatro).

Será ese mismo gobierno el que desconozca al gobierno impuesto y autoritario del “presidente” Rivadavia, y rechace la Constitución Unitaria de 1826. Así también será el mismo gobierno el que autorice gestionar una acción coordinada con Bolívar, con el fin de levantar tropas y defender la autonomía de Córdoba y de las demás provincias de la conducta depredadora, hegemónica y excluyente de Buenos Aires y de su principal aliado extranjero: la Banca Baring Brothers (un anticipo casi bicentenario de los fondos buitres) cuyo empréstito de 1825 pagarían varias generaciones de argentinos.

Si alguien se interesa por saber las razones del atraso provinciano, podría comenzar por prestar atención al monopolio y usufructo de las rentas del Puerto por parte de Buenos Aires durante los 70 años de guerras civiles (1810-1880) y el pago usurario por parte de todo el país y sus habitantes de los empréstitos contraídos por la ciudad y provincia excluyente y exclusiva en su propio y particular beneficio.

Tampoco se puede negar en cuanto al desarrollo de esa Universidad que se reformaría en 1918, el aporte realizado por los gobiernos nacionales de Urquiza (entrerriano), Derqui (cordobés), Sarmiento (sanjuanino), Avellaneda (tucumano) y Roca (tucumano), todos presidentes del interior bárbaro y anárquico.

En esa línea, la rebelión de 1918 rescató el espíritu provinciano, liberal y nacional a la vez de la Generación del 80, que defendía la separación de la Iglesia y el Estado en todo lo atinente al orden civil, propiciaba la educación laica y común y había logrado en el campo de batalla político y militar la federalización de Buenos Aires y la nacionalización efectiva de la Aduana, requisitos básicos para la “organización nacional”, y la creación de un verdadero y moderno Estado para todos y de todos, tras cuyos logros se había desangrado la Argentina durante los anteriores 70 años.

 

La Universidad del Interior

Después de estar bajo la órbita provincial desde 1820, la Universidad de Córdoba es nacionalizada por un decreto del Poder Ejecutivo Nacional del 29 de mayo de 1854 (Urquiza), ratificado por la ley número 88 del 9 de septiembre de 1856.

Durante la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento, la ciencia en la Universidad adquirió impulso mediante la incorporación de docentes extranjeros especializados en Ciencias duras. Se crea así la Facultad de Ciencias Físico-Matemáticas (hoy Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales). En esa época también nacía la Academia Nacional de Ciencias y el Observatorio Astronómico de Córdoba.

En 1879, el presidente Nicolás Avellaneda redactó un reglamento en el que preveía para las Universidades el funcionamiento de cuatro Facultades: Ciencias Físicas y Matemáticas, Ciencias Médicas, Derecho y Ciencias Sociales, y Filosofía y Humanidades.

El 8 de julio de 1884, bajo la presidencia de Julio Argentino Roca, se promulgó la Ley 1420 de educación común, laica, gratuita y obligatoria a nivel de instrucción primaria. La obligatoriedad suponía la existencia de la educación pública, condición que sería refrendada el 22 de noviembre de 1949, a través del Decreto de Supresión de Aranceles Universitarios, medida que el Gral. Juan Domingo Perón tomará en consonancia con las bases liminares de la Reforma de 1918.

El 25 de junio de 1885, el gobierno de Roca sanciona la Ley 1597, que fijaba las bases para la creación de los estatutos de las universidades nacionales. En 1886 se modifica el de la UNC para adaptarlo a la nueva ley.

El 16 de octubre de 1889, por ley provincial, se creó la Universidad de Santa Fe, y el 2 de enero de 1890 con el mismo carácter nació la Universidad de La Plata, así como el 25 de mayo de 1914 fue inaugurada la Universidad de Tucumán. Al cordobés Saúl Taborda, uno de los ideólogos de la Reforma de 1918, pertenece la idea de creación de la Universidad Latinoamericana.

En ese país –el de las Provincias, heredero del partido americano de San Martín,  Bolívar y Artigas-, se resumía la lucha por lograr una verdadera y gran Nación. Ese proyecto de Patria Grande –más allá de sus defectos y virtudes coyunturales- fue el que rescató la generación de 1918.

 

* Diplomado en Historia Argentina y Latinoamericana.

  1. Terzaga Moreyra A. (2007). El Brig. Juan Bautista Bustos y la Imprenta Universitaria de Córdoba. Folleto en Homenaje al primer héroe cordobés en el bicentenario de la derrota británica en la segunda Invasión Inglesa 5 de julio 1807-5 de julio de 2007 (Córdoba carecía de una imprenta desde la expulsión de los Jesuitas (1767). Con un criterio elitista, el Virreinato solo habilitaba “la prensa”, “cuando sirviera exclusivamente para la publicación de tesis universitarias”).
  2. Proclama de 1822 para la compra de la imprenta que sería instalada en la Universidad de Córdoba.
  3. Terzaga Moreyra, Ob. Cit.

Imagen: http://www.revisionistas.com.ar/?p=18320