Crisis y nacionalización de las conciencias

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El X Congreso Extraordinario de la FUA y Congreso Nacional de Estudiantes  harían historia en la década del 70. El Congreso reflejaba las transformaciones en la conciencia general del movimiento estudiantil.

 

Por Elio Noé Salcedo*

En la década de los ’60, distintos acontecimientos y fenómenos conmovieron a la sociedad argentina, cuya clase media, en especial la juventud universitaria, experimentó un fuerte y acelerado proceso de crisis y nacionalización de su conciencia.

Coadyuvaron a ello a nivel nacional: la flagrante contradicción entre la exigencia de libertad al “régimen depuesto” (1946-1955) y el desencanto con la dictadura instaurada por la “Revolución Libertadora” (1955-1958); asimismo la instalación impropia de una pseudo-democracia con la proscripción de Perón y del Partido Peronista (1958-1966); a nivel mundial, el proceso de descolonización del continente africano (1962-1975), la agresión imperialista en Vietnam (1963), la “Primavera de Praga” y el “Mayo francés” (1968); y a nivel latinoamericano, el triunfo de la “Revolución Cubana” (1959), que conmovió a toda América Latina, y la instalación a su vez de gobiernos militares anti imperialistas en Panamá (O. Torrijos, 1968), Perú (J. Velazco Alvarado, 1968) y Bolivia (A. Ovando, 1969, y J. J. Torres, 1970).

Fue fundamental en la nacionalización de las conciencias, la significativa y subterránea tarea del revisionismo histórico a nivel intelectual (1), que coadyuvó a la comprensión del peronismo como fenómeno histórico nacional y progresivo, cuestionando no solo la Revolución Fusiladora sino también el modelo hegemónico pro-británico erigido por la generación posterior a Caseros.

Impactó asimismo en la conciencia juvenil la instalación de una nueva dictadura antipopular con Onganía en junio de 1966, la Noche de los Bastones Largos (julio de 1966) y la política antinacional y antiobrera de Adalvert Krieger Vasena (1967-1969); y finalmente el Cordobazo (1969), que desarticuló a la llamada “Revolución Argentina” (1966-1973) y abrió la puerta para el regreso del Gral. Perón después de muchos años de exilio y proscripción y terminó de unir la conciencia de los estudiantes a los sectores obreros y populares.

Dicho proceso de “nacionalización” se vio reflejado a nivel universitario en el Seminario Reformista de 1962 en Tucumán, al que asistieron 167 delegados de todas las regionales de la FUA y observadores estudiantiles de Uruguay y Paraguay, y en el Xº Congreso Extraordinario de la FUA en Córdoba, en diciembre de 1970, precedido por un proceso masivo de sindicalización estudiantil del que participaron entre 15 mil y 20 mil estudiantes de todo el país con el fin de renovar autoridades de Centros (o constituirlos) y elegir delegados para aquel nuevo Congreso de FUA.

 

El Seminario Reformista de Tucumán

El seminario reformista de actualización doctrinaria (2), como se le llamó, se llevó a cabo entre el 15 y 19 de agosto de 1962, siendo Presidente de facto el Dr. Guido, después de que las Fuerzas Armadas desalojaran violentamente del poder al Dr. Arturo Frondizi (29/03/62). Los concurrentes respondían a dos grandes líneas político-ideológicas del movimiento estudiantil de aquel momento: los “reformistas clásicos” y los “reformistas críticos”, que emitieron sus respectivos despachos.

El Despacho Nº 1 –más profesionalista– hacía hincapié en las reivindicaciones de 1918 que no habían sido “suficientemente debatidas”, tales como el cogobierno, el papel de los Centros y las Federaciones. El Despacho Nº 2, en cambio, sin descartar los temas  universitarios, encaraba una profunda autocrítica del proceso histórico, asumiendo los graves errores cometidos por el movimiento estudiantil y su “incomprensión de los movimientos populares gestados en el país”, sin dejar de reivindicar las banderas históricas y el espíritu nacional, popular y latinoamericano de 1918.

El Despacho Nº 2 centraba su crítica declaración en la “necesidad de la interpretación histórica” del movimiento reformista, la relación estrecha entre “la Universidad y el medio”, la disyuntiva política entre “revolución o reforma”, la “desubicación histórica” del movimiento reformista en 1930 y la posición del reformismo clásico en el ’45, la década peronista y el golpe de 1955.

En principio, señalaba que “la vigencia de todo movimiento social o político depende esencialmente de la correspondencia que guarde con el estado de cosas sobre el que pretende actuar”, pues “la universidad es un producto de la sociedad que la rodea”. Pero a pesar de que la Reforma había visto logrados algunos de sus objetivos, como autonomía, cogobierno, asistencia libre, etc.,no han sido modificados en forma sustancial los lazos que ligan a la universidad con la oligarquía dominante y se ve así neutralizado su objetivo últimoque esel retorno a los valores esenciales de la nacionalidad… la necesidad de entroncar su visión universitaria con la vivencia del país real”, de manera tal que “pueda influir en la modificación del país y de su dependencia exterior, tanto en lo económico como en lo político y social”.

Después de criticar la “primera desubicación” de 1930, cuestionaba la desubicación de 1945-1955, cuando la verdadera disyuntiva: “pueblo o anti-pueblo, imperialismo o anti-imperialismo” fue reemplazada por otra disyuntiva falsa e impropia: “democracia o fascismo”, haciendo suya “la opción presentada por la oligarquía” y colocándose “frente al pueblo”, en tanto “profesores, estudiantes y la intelectualidad en mayoría se pronunciaban contra el peronismo”.

Sin dejar de criticar los aspectos oscuros de la década peronista, después de criticar la adhesión del reformismo al golpe militar del ’55 y su participación activa en los hechos posteriores al golpe, le reprochaba no haber aprovechado la “oportunidad que existíade sostenercon plenitud el postulado reformista de abrir la Universidad al pueblo, de crear una auténtica cultura nacional”, dejándola pasar “sin comprender que, aun en la imperfección, el movimiento popular ofrecía posibilidades de formación en las estructuras económicas y, por consiguiente, en las estructuras culturales de la Nación”.

 

El Xº Congreso Extraordinario de la FUA

El X Congreso Extraordinario de la FUA y Congreso Nacional de Estudiantes haría historia en la década del 70 con la aprobación de un documento firmado por las agrupaciones AUN, Franja Morada, MNR y MURA. El documento, aunque no se fundaba en un acuerdo programático sino organizativo y tampoco disolvía las contradicciones entre esas agrupaciones, las encuadraba dentro de los objetivos globales del estudiantado y reflejaba las  transformaciones en la conciencia general del movimiento estudiantil.

La Declaración del histórico Congreso aprobó 16 tesis.

La primera vinculaba la lucha del estudiantado a la crisis de dependencia y a las luchas del pueblo argentino por el pleno ejercicio de la soberanía popular efectiva, la autodeterminación nacional, la planificación democrática de la economía y la unidad nacional de América Latina. La segunda remitía a la crisis de estructura dependiente de la Argentina y de la América Latina dividida, origen de sus grandes problemas políticos, económicos y sociales. La tercera caracterizaba puntualmente esa estructura.

Seguidamente, desde la 4ª a la 8ª tesis se atendía las causas de la violencia social, de la dictadura oligárquica y de los antagonismos irreconciliables –hoy diríamos la grieta-, no por un problema de hombres ni de ideologías sino de intereses; planteaba la necesidad de conformación de un frente nacional de todas las clases populares y rechazaba toda forma de participacionismo con “un régimen flagrantemente aislado de la voluntad general”, al tiempo que rechazaba también cualquier opción civil “fraudulenta y proscriptiva, no menos oligárquica, disfrazada de seudo régimen “constitucional”.

La 9ª y 10ª tesis planteaban la necesidad de expropiar a “las clases que parasitan el esfuerzo nacional” y “el derecho a armarse en defensa de la soberanía popular efectiva” (Cabe aclarar que las agrupaciones firmantes, más que adherir a la “lucha armada”, reivindicaban la “lucha de masas”, es decir la eficacia del “pueblo en la calle”, como había sucedido el 17 de octubre de 1945 en Buenos Aires y el 29 de mayo de 1969 en Córdoba). En la 11ª tesis, el movimiento estudiantil se reivindicaba “parte indisociable de la lucha del pueblo argentino por sus objetivos históricos”, entendiendo a su vez las libertades y derechos universitarios como “parte indisociable del sistema de derechos del pueblo”.

En cuanto a la tradición revolucionaria popular, en la tesis Nº 12 el reformismo crítico reivindicaba “los jalones de la lucha social, democrática y antiimperialista del pueblo argentino en su rica y heroica historia desde los orígenes independientes”; “la lucha yrigoyenista por la soberanía popular y el sufragio”; la tradición del 17 de octubre de 1945 con sus banderas de independencia económica, soberanía política y justicia social”; “las grandes jornadas de mayo, junio y septiembre de 1969”, como así también “el reciente alzamiento de los pueblos del Norte postergado”; y “la tradición precursora y esclarecida de la generación reformista de 1918”.

En la tesis Nº 13 recordaba que “el universitario no es un ser “culto”, y por tanto rechazaba “toda pretensión de Universidad “elitista”, reconociendo además que la generación reformista “proclamó la unidad inescindible entre nuestra condición de estudiantes y de ciudadanos”, por lo que “no puede haber Universidad digna  de ese nombre en un país erigido sobre la explotación y la dependencia”, debiendo combatirse también “el academicismo de los clanes oligárquicos” y “la seudo ciencia de espaldas al país y sus luchas”, entendiendo que “la cultura oficial no es portadora de conocimiento sino de mistificación al servicio de las clases dominantes, y las clases explotadas extraen de su propia experiencia las bases de un conocimiento desmistificado de la realidad y de una práctica liberadora”.

En la 14ª tesis los estudiantes se comprometían a superar las distorsiones políticas e ideológicas que condujeron a enfrentamientos con las grandes mayorías nacionales y la clase trabajadora en 1930, 1945 y 1955, “traicionando en los hechos el programa de la Reforma del 18: antiimperialismo, unidad obrero estudiantil” que supone la comprensión y asunción por parte del movimiento estudiantil de la trayectoria histórica de la clase obrera real, en particular sus banderas de 1945, banderas que constituyen un jalón en el movimiento hacia la emancipación nacional y social”.

La tesis Nº 15 expresaba “la determinación de dar consistencia y permanencia a la movilización estudiantil y a las luchas generales contra nuestros opresores de dentro y fuera de la Universidad, que son también los opresores y los explotadores de todo el pueblo argentino”.

Por último, el Xº Congreso Extraordinario de la FUA exhortaba a no quedar al margen del “proceso de sindicalización masiva del estudiantado argentino (algunos se habían autoexcluido), e “integrarse para el hacer conjunto, enriqueciéndolo con sus aportes y militancia y facilitando así que la sana diversidad de opiniones, búsquedas y corrientes obre al servicio de una causa común al grueso de los estudiantes, como es la lucha contra el Régimen y la lucha contra el actual sistema universitario”.

 

* Diplomado en Historia Argentina y Latinoamericana de la UNSJ y de la UNVM.

Notas

(1) Raúl Scalabrini Ortiz: Política Británica en el Río de la Plata (1940), Historia de los Ferrocarriles Argentinos (1940); Jorge Abelardo Ramos: América Latina, Un País (1949), Crisis y Resurrección de la Literatura Argentina (1954), Revolución y Contrarrevolución en la Argentina (1957), Manuel Ugarte y la Revolución Latinoamericana (1961), Historia Política del Ejército Argentino (1964), De Octubre a Septiembre (1966), Historia de la Nación Latinoamericana (1968), Bolivarismo y Marxismo (1969); Arturo Jauretche: Política Nacional y Revisionismo Histórico (1959), Prosa de Hacha y Tiza (1961), Forja y la Década infame (1962); Filo, Contrafilo y Punta (1964), El Medio Pelo en la Sociedad Argentina (1966), Los Profetas del Odio y la Yapa (1967), Manual de Zonceras Argentinas (1968), Mano a Mano entre Nosotros (1969); Juan José Hernández Arregui: Imperialismo y Cultura (1957), La Formación de la Conciencia Nacional (1960), ¿Qué Es el Ser Nacional (1963), Nacionalismo y Liberación: Metrópolis y Colonias en la Era del Imperialismo (1969), entre otros.

(2) “Valoración de 1918 y del Movimiento Reformista”: documento cedido al autor de esta crónica por el historiador Roberto Ferrero (Miembro de Número de la Junta Provincia de Historia de Córdoba).

(3) “Declaración y Tesis Política Nacional Aprobada por el Xº Congreso de la Federación Universitaria Argentina y Congreso Nacional de Estudiantes”.


Imagen de portada – Fuente: http://lacorrienteuba.blogspot.com.ar/2008/06/resolucion-consejo-nacional-de-centros.html