La segunda contrarreforma

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A seis años del Manifiesto Liminar, la huelga y las movilizaciones vigorizaron al movimiento estudiantil que inició un proceso para reconstituir democráticamente sus organizaciones.

 

Por Elio Noé Salcedo*

En curso el segundo año de gestión de Marcelo T. de Alvear al frente del PEN, siendo ya su ministro de Instrucción Pública el Dr. Sagarna y en el pleno ejercicio de sus funciones el nuevo rector Romagosa, la negativa de las autoridades de la Facultad de Derecho a otorgar turnos de exámenes para julio y la impugnación por parte del Centro de Estudiantes de Derecho de la ordenanza de exámenes y de otra relacionada con la “enseñanza práctica”, fueron el detonante para la gran huelga estudiantil de 1924 en la cuna de la Reforma.

En realidad, por aquellos días, el problema de fondo para el movimiento estudiantil era la aprobación del Estatuto Universitario definitivo que permitiera dejar atrás las normas provisorias de Sagarna e incorporase al Estatuto la “Representación Estudiantil Directa”, no a través de profesores sino con los propios alumnos como Consejeros.

A pesar de la rápida y completa adhesión que tales banderas provocaron dentro del estudiantado de toda la Universidad, el Consejo Directivo de la Facultad de Derecho –encabezado por el Dr. Henoch Aguiar– se limitó a designar una Comisión, y el Consejo Superior sólo a una declaración de compromiso para salir del paso. Ninguna de las dos actitudes satisfizo a los universitarios movilizados. Esta vez (como en 1923 Medicina) fue la Facultad de Derecho en mayo de 1924 la que declaró la huelga por tiempo indeterminado.

 

Nueva efervescencia a seis años de la Reforma

En los meses siguientes, los estudiantes de Medicina se suman a la huelga; la crisis alcanza las filas profesorales con renuncias y resoluciones resistidas; el rector Romagosa y su vicerrector renuncian, no sin antes dejar encaminado un proyecto de derogación de las odiosas ordenanzas de Derecho; el Consejo Superior, ahora sin Romagosa, amenaza con cerrar las Facultades que en 10 días no normalicen  su situación de inasistencia a clases, y promete expulsar a quienes dirijan o colaboren en los “actos de violencia” que están ocurriendo; algunos profesores le imputan al decano Henoch Aguiar ser el responsable de la situación que vive la Universidad; los estudiantes piden su renuncia.

Con los Centros prácticamente disueltos y la FUC siendo apenas un fantasma del pasado, a solo seis años del Manifiesto Liminar, la huelga y las movilizaciones tonificaron al movimiento estudiantil que inició un proceso de reorganización convocando a asambleas masivas para reconstituir democráticamente sus organizaciones.

El 28 de julio de 1924, la FUC elige sus nuevas autoridades. Una de las primeras medidas de la flamante mesa directiva consistió en ratificar la huelga general por tiempo indeterminado en toda la Universidad y fundar La Gaceta Universitaria. Simultáneamente, las organizaciones reformistas de todo el país hicieron llegar su apoyo solidario a los huelguistas de Córdoba.

A su tiempo, la renuncia del decano de Derecho Henoch Aguiar a sus tres cargos –de profesor, decano y consejero- (2/08/24), parecía encaminar la huelga hacia su victoria. A su vez, la ruidosa proclamación del Dr. S. Rovelli como candidato a Decano por parte del movimiento reformista preanunciaba la tan esperada promulgación del Estatuto definitivo.

 

Un vuelco decisivo

No obstante, la situación sufrió un vuelco decisivo cuando el 5 de agosto, la Asamblea Universitaria eligió Rector al Dr. León S. Morra, Vicedecano de Medicina, ex intendente de la ciudad y  hombre de la derecha cordobesa.

La reacción de la FUC no se hizo esperar y una vez más ocupó el edificio central de la Casa de Trejo. En adhesión a Córdoba, el 15 de agosto también declararon la huelga general la Federación Universitaria de Buenos Aires y la de La Plata, y dos días después la de Tucumán. El 25, finalmente, un grupo de profesores de Medicina, tratando de encontrar una salida a la situación, presentó al Rector –que lo repudió- un pedido de que se adoptare provisoriamente el Estatuto de la Universidad de Buenos Aires. Pero ya no estaba Yrigoyen en el poder para apoyar la lucha de los reformistas sino Marcelo T. de Alvear: su ministro de Instrucción Pública se pronunció abiertamente en contra del estudiantado de Córdoba.

Sintiéndose respaldado por las autoridades nacionales, el rector Morra procedió duramente contra los líderes y activistas del movimiento: varios fueron expulsados de la Universidad y otros suspendidos por dos años; un practicante del Hospital de Clínicas sufrió la exoneración de su cargo por solidarizarse con los huelguistas.

Ante la ofensiva y la presión oficial, muchos alumnos volverían a clases y de esa manera la huelga y la movilización de los estudiantes comenzaría a decaer. Como resultado de esa situación, la Asamblea General de 3 de octubre de 1924 prácticamente hizo una confesión de la derrota, manifestando en una declaración que “la lucha en estas condiciones resulta completamente ineficaz desde que mantiene alejada de la Universidad a la gran parte del alumnado que dentro de ella puede bregar constantemente por el triunfo de sus ideales”.

El saldo no podía ser más catastrófico para los ideales universitarios de la Reforma: Morra siguió ejerciendo su cargo por cuatro años más como Rector, y el Estatuto –que la comisión encargada de redactarlo finalmente presentó en esos días- no contemplaba ninguna de las aspiraciones de democracia universitaria del estudiantado.

La derrota adentro de la Universidad era, de algún modo, el reflejo de lo que pasaba fuera de sus muros: el proceso de “alvearización” del radicalismo estaba en plena marcha. No obstante, en 1928, la Reforma viviría su “canto del cisne” con el triunfo de Yrigoyen en abril de aquel año y la huelga del 10º Aniversario.

 

* Diplomado en Historia Argentina y Latinoamericana de la UNSJ y de la UNVM.

Fuente de la imagen: Extraída del libro: Cattaruzza, Alejandro (1997). Los nombres del poder: Marcelo T. de Alvear.
Marcelo Torcuato de Alvear, junto al príncipe de Gales, 1925.