Hay control de toxinas en alimentos para exportar, pero no para el mercado interno

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Sólo porque el certificado de ausencia de micotoxinas es un paso ineludible para poder exportar, los productores acuden a un laboratorio de la UNSJ que las detecta. Las toxinas en alimentos pueden ser hasta cancerígenas, sin embargo, para el mercado doméstico no se exige análisis.

Por Fabián Rojas

Laboratorio de Análisis de Productos Regionales de Ingeniería Química - FI - UNSJ“Si Europa y países desarrollados como Japón y Estados Unidos exigen los análisis para que los alimentos ingresen en sus mercados, es por algo. Acá estos análisis deberían ser algo rutinario”, advierte la ingeniera Nora Martínez. La profesional es directora del Laboratorio de Análisis de Productos Regionales de Ingeniería Química (LAPRIQ), de la Facultad de Ingeniería de la UNSJ. Este es el único laboratorio en la provincia que efectúa análisis de ocratoxinas y aflatoxinas en alimentos. Allí los productores sanjuaninos llegan con muestras de sus productos sólo porque están obligados a obtener una certificación para poder colocarlos en el exterior. Es decir, no lo hacen para los productos destinados al mercado interno. “Las ocratoxinas y aflatoxinas son toxinas generadas por hongos que se hallan en la vid, tomates y otros cultivos. Esos hongos generan micotoxinas, las cuales pueden ser cancerígenas, teratogénicas (pueden inducir a las malformaciones congénitas) o nefrotóxicas (toxicidad ejercida sobre los riñones)”, explica la Ing. Martínez.

Según señala la Directora del LAPRIQ, las toxinas son acumulativas. “Se ingiere un poco hoy, otro mañana y dentro de unos años pueden suscitarse problemas renales u otros. No tienen un impacto instantáneo como el de una contaminación microbiológica, como por ejemplo la Escherichia coli”, indica. Además, Martínez apunta que aunque se eliminen esos hongos de los cultivos, la micotoxina ya queda instalada en frutas u hortalizas. “En realidad, todos los alimentos deberían pasar por los análisis de micotoxinas, pero acá los que vienen en general son los exportadores de pasas”, dice.

La Ing. Ana Cernuda, titular del Instituto de Investigaciones Tecnológicas dependiente del Ministerio de la Producción y Desarrollo Económico de la Provincia, dice que ni en San Juan ni en el país se exigen estos análisis. “Los chacareros someten sus productos a análisis de micotoxinas en el LAPRIQ sólo porque es una exigencia que deben cumplir para exportar; en realidad se trata de un tema de legislación”, sostiene. Ese instituto de investigación provincial trabaja en red con el LAPRIQ.

Estudian eliminación de toxinas

¿Qué pasa si en el análisis de un producto el resultado arroja mucha presencia de ocratoxinas y aflatoxinas?. “Hoy estudiamos alternativas tecnológicas para eliminar las toxinas. Hasta ahora, la única manera de eliminarlas es calentando el producto a 240 grados, pero eso es un despropósito porque nos quedaríamos sin producto. Estamos diseñando otras líneas alternativas con muy buenos resultados. Estamos en eso”, dice, sin revelar más, Nora Martínez.

Nora Martínez
Ing. Nora Martínez, directora del Laboratorio de Análisis de Productos Regionales de Ingeniería Química (LAPRIQ), de la Facultad de Ingeniería de la UNSJ

Desde enero hasta agosto ingresaron en el LAPRIQ 52 muestras para ser analizadas, todas para exportación. Por ejemplo, cuando llega la época de exportar pasas para pan dulce, el trabajo aumenta. El análisis cuesta 490 pesos. “Todo lo que ingresa aquí es para mantener el sistema funcionando, sólo una lámpara cuesta 15 mil pesos. Los ingresos se utilizan para pagar el equipo y para insumos. El personal del instituto no cobra nada por la tarea”, remarca la directora del LAPRIQ.

 

El LAPRIQ funciona desde el 21 de diciembre de 2007. Desarrolla sus actividades dentro del Instituto de Ingeniería Química de la Facultad de Ingeniería. Recientemente fue acreditado con Norma IRAM 301- ISO/IEC 17025, lo cual refiere a su gestión de calidad y a su competencia técnica.