20 años de un ícono de la lucha por la educación pública

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La Carpa Blanca docente instalada el 2 de abril de 1997 es definida por Horacio Córdoba, docente de la UNSJ, gremialista y participante en aquella manifestación, como “un hito que significó el enfrentamiento a un modelo excluyente de las grandes mayorías”. Además, traza una similitud con los tiempos actuales.

 

Por Fabián Rojas

El 2 de abril golpea fuerte en la memoria colectiva: fue el día en que la última dictadura cívico militar envió miles de chicos al sur argentino para sufrir y perder la vida en las Islas Malvinas. Ya en democracia, 15 años después, fue el día en que los trabajadores de la educación pública instalaron una carpa frente al Congreso de la Nación. Esa Carpa Blanca (así fue denominada) permaneció en ese lugar 1.003 días: desde el 2 de abril de 1997 hasta el 30 de diciembre de 1999. Fue un signo de la necesidad urgente de la sociedad civil de reivindicar la educación pública en un contexto de acciones oficiales reacias al bienestar colectivo comandado desde el Estado. Fue un ícono erigido desde múltiples manifestaciones sociales, porque no sólo estuvieron allí maestros y maestras de las escuelas del país, sino que también fueron parte distintos gremios, cantantes, escritores y representantes de organismos de derechos humanos. Fue el pueblo en la Carpa Blanca.

Allí, en esa Plaza de los dos Congresos, por la que pasaron León Gieco, Estela de Carlotto y Eduardo Galeano, entre muchas otras figuras, también pasó gente de las provincias. Entre ellas, de San Juan. De aquí fueron luchadores sociales desde las bases. Uno de ellos fue Horacio Córdoba, docente de la Escuela Industrial “Domingo Faustino Sarmiento”, de la UNSJ, y actual secretario gremial de SIDUNSJ, el gremio que nuclea a parte de los docentes de la Universidad Nacional de San Juan.

Horacio Córdoba en aquel momento pertenecía a SUTEN (Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación Nacional). Y un día llegó a la Carpa Blanca. “Allí se palpaba el apoyo popular, el apoyo de los artistas. Se palpaban esas demandas que no eran sólo de los docentes. Yo participé como participaron muchos compañeros. Yo no fui ayunante pero en la carpa había compañeros representantes de todo el país que ayunaban por la educación y por un cambio político. Si bien la demanda era por una cuestión educativa, había un fuerte signo de pedido de cambio de rumbo político. Un rumbo que no siguiera atado a las políticas del Fondo Monetario Internacional, lo que implicaba la mercantilización de la educación. Por eso ese hito que fue la Carpa Blanca significó el enfrentamiento a un modelo excluyente de las grandes mayorías”, define Horacio Córdoba.

En ese 1997, el secretario de SIDUNSJ y otros compañeros estaban dentro del gremio nacional de los docentes CTERA. “En esa instancia, histórica, nuestra secretaria General era la compañera era Nelly Moscheni de González, quien fue una activa luchadora. Y la lucha estaba representada por la Carpa Blanca, que era una instancia de enfrentamiento al neoliberalismo que se instauró en el país a partir del gobierno de Menem. Ese período significó un gran deterioro del Estado, de la educación pública, de la salud pública. Significó también una caída de nuestro salario real, el último aumento se había dado en el año 91”, dice Córdoba, desde la sede gremial de calle Santa Fe.

El también trabajador de la Escuela Industrial recuerda que los docentes llevaban más de cuarenta días de paro antes de la instalación de la Carpa Blanca. “En función de que parar la educación terminaba al fin perjudicando a los sectores más postergados, entendimos que fue acertada la decisión del congreso de CTERA de instalar una carpa frente al Congreso de la Nación, en la Plaza de los dos Congresos, en demanda de fondos de financiamiento que permitiera sostener la educación pública”.

Horacio Córdoba
Horacio Córdoba, docente de la Escuela Industrial de la UNSJ, y actual secretario gremial de SIDUNSJ.

Una carpa formadora

Fueron más de mil días los que la Carpa Blanca permaneció allí. Por eso, Horacio Córdoba afirma que ese tiempo transcurrido habla por sí solo de insensibilidad. “Estos modelos económicos son claramente insensibles, son terriblemente egoístas, platean el individualismo y plantean destruir las luchas sindicales. Y en ese momento también el gobierno desprestigiaba a los dirigentes, lo cual también vemos plasmado en este momento, con la persecución a dirigentes gremiales. Persecución como la que tenemos ahora con nuestro compañero Baradel, quien también viene de esas luchas, como Hugo Yasky. En esa carpa se conformaron muchos dirigentes que están al frente de las centrales sindicales”, concluye Córdoba.

 


Imagen de portada: La denominada «Carpa blanca», instalada por docentes argentinos, situada en la Plaza de los dos Congresos por más de un año como forma de protesta. Fuente: www.wikipedia.com