“Traté de alejarme del morbo”

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Hace cerca de tres años le comunicaron que se haría cargo, para Radio Universidad, de la cobertura de los juicios por delitos de lesa humanidad en San Juan. Es Sergio Caballero, periodista exclusivo de la UNSJ en la megacausa, quien afirma que la dificultad más grande en la tarea fue no cruzar la delgada línea entre el morbo y la noticia.

Por Julieta Galleguillo
Sergio Caballero, periodista de Radio Universidad con José Casas, durante el juicio por delitos de lesa humanidad, en el edificio de la UNSJ.
Sergio Caballero, periodista de Radio Universidad con José Casas, durante el juicio por delitos de lesa humanidad, en el edificio de la UNSJ.

-¿Cambió tu opinión sobre la realidad de la dictadura, luego de este trabajo?
-No, yo tenía una visión bastante cercana a lo que ellos habían vivido. Por supuesto que nunca podremos dimensionar exactamente lo que pasó. Son historias urbanas que se hicieron oficiales para el capítulo del juicio. El juicio me enseñó que todas estas historias van a tomar la relevancia que tienen una vez que las cuenten ante los jueces de un tribunal, mientras tanto es como que están en el aire. Y más teniendo en cuenta que las familias de las víctimas vieron que ahora sí se puede.

-¿Qué diferencias notás en la sociedad de aquel primer juicio en 2010 a hoy, con respecto a los delitos de lesa humanidad?
-En 2010 nadie le daba importancia al tema, todos opinaban y nadie sabía en concreto. En realidad se sabía lo que venía en los libros, lo que nos llegaba de Buenos Aires. Y con el primer juicio lo vimos más cercano, es como que la sociedad se vio mucho más involucrada. La gente le da más importancia porque lo siente cercano. Los juicios se instalaron en las polémicas de café y ya dejaron de ser algo que les pasó a algunos en los ‘70, nos involucramos más, es algo que pasó en San Juan, acá también se torturó, se apropiaron de niños, se asesinó.

-¿Qué significa que los juicios se lleven a cabo en la universidad?
-Es muy importante porque se toma la universidad como un lugar neutro. Es la visión de la justicia, del gobierno y de la sociedad, que la Universidad puede hacerse cargo de albergar estos juicios porque se involucra con los derechos humanos. Conozco gente muy crítica con la universidad, que lleva años exigiendo que la UNSJ se haga responsable de su actuación durante la dictadura y es esa misma gente la que aplaude que los juicios se hagan en este recinto porque es una manera de apoyar a la memoria y colaborar con la justicia.

-¿Qué jerarquía laboral tiene a modo personal esta cobertura de los juicios?
-Fue un trabajo bastante difícil. Llegar a ganarte la confianza de las personas que atraviesan por este proceso de búsqueda de la justicia por sus familiares o por ellos mismos, eso ya hace que el trabajo deba ser cuidado. He logrado conseguir la confianza y el respeto suficiente y eso me satisface. Hay una analogía entre lo complejo de tener que ir a repreguntarle a un testigo sobre episodios concretos de su detención, por ejemplo, algo bastante morboso, si se quiere, pero que a la vez para el periodismo era parte fundamental, porque la noticia diaria era esa, quién declaró y qué declaró. Es una línea delgada entre el morbo y la noticia que teníamos que cuidar y que hacía bastante complejo el trabajo. Esa fue la parte que más me gustó. Yo siento que con este trabajo logré un equilibrio en ese aspecto porque fue mucho tiempo de cobertura y fuimos uno de los pocos medios que estuvimos en todas las audiencias y todos los días informando sobre el tema. Fue un año y siete meses muy largo e intenso.

-¿Qué papel jugó la ética periodística en este proceso?
-Uno muy importante. La ética periodística va con la persona que hace periodismo y, si bien hay algunos casos aislados, la mayoría de los que hicimos cobertura de los juicios nos involucramos con el tema, con las víctimas, con las familias, entonces fuimos aprendiendo un tratamiento ético y cuidadoso del tema. Quizás al principio, con el primer juicio de Tejada, nos costó un poco más, pero fuimos creciendo en este aspecto.

-¿Qué podes decir sobre el trabajo de tus colegas de otros medios?
-Somos cuatro o cinco medios los que le dimos la envergadura que se merece este hecho, así que no nos costó demasiado acomodarnos entre nosotros y respetar las exigencias de la noticia. Hay medios muy grandes de la provincia que estuvieron ausentes en los juicios y hay medios más pequeños que hicieron una excelente cobertura. Yo creo que fue una cuestión de responsabilidad de los periodistas el llevar el tema al medio, más que del medio de hacerse eco de esto. Hablando con los colegas coincidíamos en que la responsabilidad de cubrir el tema la adoptaba el periodista y de a poco se iba transformando en la agenda del medio, fue más una decisión profesional que mediática.

-¿Creés que hubo un período de preparación de los comunicadores para hacer este trabajo de cobertura periodística?
-Sí, al menos yo lo hice y creo que los demás periodistas sanjuaninos también. El trabajo previo a la cobertura periodística fue un armado de rompecabezas porque una cosa es lo que publican los medios, en términos generales, sobre este tema y otra es lo que sucedió realmente en San Juan. No es un trabajo como cualquier otro, requeríamos de mucho antecedente en la información, para recién poder empezar a comunicar algo, así que era inevitable prepararse, investigar, leer. Para mí era algo muy nuevo, yo vengo del periodismo deportivo y universitario por lo tanto necesité prepararme y empaparme con el tema. Igual creo que a muchos de mis colegas les pasó lo mismo, fue una gran responsabilidad.

-¿Te sorprendió que te convoquen desde Radio Universidad para esta cobertura?
-La verdad que sí. Hay gente mucho más calificada dentro de la radio que podría haber hecho este trabajo. Así que al principio, cuando el director me convocó me pareció muy interesante, pero me sorprendió bastante. Eso hizo también que sienta la necesidad de prepararme y abocarme exclusivamente a esta tarea durante el tiempo que duraron los juicios.

-¿Te sentiste parte de los juicios?
-Sí, el día de la sentencia fue muy intenso y los periodistas éramos parte de algo que concluía ahí. Las familias te abrazan, siente que sos parte del logro, del resultado. Es una sensación muy rara y muy fuerte. Convivimos, de alguna forma, durante mucho tiempo, así que se generaron lazos.

-¿Qué impresión te llevaste de las agrupaciones estudiantiles que estuvieron presentes el día de la sentencia?
-Me pareció muy bien que formen parte de todo esto. Son chicos que nacieron mucho después del golpe y sin embargo se mostraron interesados, desde su lugar de militantes. Así como hubo agrupaciones de diferentes palos políticos me hubiese gustado que haya más autoridades provinciales, creo que faltó apoyo por ese lado.

-¿Si tuvieras que definir tu trabajo en estos juicios, cómo lo harías?
-Todos mis laburos me parecieron muy importantes. Valoro mucho lo que hago. Yo no sé si lo hice bien o mal, pero me sentí muy conforme. Siempre traté de no meter la pata, no soy un tipo que respete mucho las estructura y traté de no respetar estructuras aquí tampoco y esa parte no fue fácil por la delicadeza del tema. Traté de alejarme del drama y el morbo, es lo primero que tuve en claro que quería hacer con este trabajo y después intenté contar lo que iba sucediendo sin caer en ningún formato clásico. Traté de hacer mi mejor trabajo y siento que logré lo que me propuse. Me costó mucho, pero conté con el apoyo del medio y de mis colegas.

-¿Qué sentís luego del desenlace que tuvo este juicio después de la sentencia, con la huida de dos de los condenados?
-Me queda mucha desazón. Fue un año y medio de escuchar testimonios muy duros y empezar a confiar en el sistema judicial y de repente sentimos que hay cosas que no han cambiado. Son dos de los peores represores que actuaron en San Juan y están libres con una sentencia firme. Se habla mucho de culpables o cómplices en este escape y en realidad la responsabilidad es de todos, de quienes no constataron si las dolencias de Olivera y de De Marchi podían o no tratarse en San Juan, de quienes aprobaron el traslado, de quienes los recibieron y demás. Es una red de corrupción que sigue vigente, que sigue estando inalterable después de los ´70, de los ´90 y hasta la actualidad. Creo que luego de la fuga la desconfianza que yo tenía y que teníamos todos sobre el sistema judicial se visualizó con más fuerza que antes de los juicios. Hoy los juicios, a nivel general, están estancados a la espera de una resolución. Ellos hace un año hablaban de una especie de “amnistía” que debería haber dentro de un año y hoy están prófugos, esto nos da la pauta de que nunca dejaron de tener en claro que se irían en libertad, independientemente del resultado del juicio. Eso nos genera mucha bronca a nosotros como parte de este juicio, me imagino a las familias y las víctimas.