San Juan: economía y minería en el período peronista

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Investigadores del Instituto de Historia Regional y Argentina “Héctor D. Arias”, de la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes, abordan en distintos trabajos temáticas relacionadas con el primer período peronista y la influencia de su política en una provincia minera como San Juan: “Integración Regional en San Juan en el período peronista: diversificación económica y minería 1945-1946”, de Beatriz Hernández y Rodolfo Robledo, y “Estímulo de la actividad minera a través del Fondo de Fomento Minero durante el primer gobierno peronista”, de Daniel Arias y Silvana Frau.

Por Elio Noé Salcedo

Integración regional, diversificación económica y minería en San Juan (1)

Entre los grandes cambios que se producirían en la sociedad argentina en el período analizado, los profesores Beatriz Hernández y Rodolfo Robledo subrayan la incorporación del concepto de “región”. Dicho concepto persigue la idea de unir esfuerzos de pequeños espacios territoriales sobre la base de problemáticas comunes, con el fin de lograr un sostenimiento de la economía buscando la articulación de todos los elementos de esa nueva unidad funcional y maximizando las potencialidades de sus recursos socioeconómicos y culturales a través de políticas públicas y firma de tratados. Como resultado de la incorporación de ese concepto surgen entonces dos categorías de análisis: la de integración regional y la de integración nacional.

Con respecto a la primera, los investigadores destacan en este período la redefinición de las relaciones con los demás países latinoamericanos, que “propició la aplicación de políticas tendientes a lograr la integración latinoamericana, la que en una primera etapa se buscaría a nivel subregional con los países vecinos. Dentro de este nivel, cobró marcada importancia la vinculación con la IV Región chilena (y con su puerto Coquimbo), dada la proximidad geográfica”.

Maqueta de una mina subterránea
Maqueta de una mina subterránea, Instituto de Investigaciones Mineras de la FI – UNSJ.

En política regional –refieren Hernández y Robledo- “Perón ideó el mecanismo del tratado comercial, a través del cual ofrecería una fuerte ayuda financiera a fin de desarrollar en Chile la producción de materias primas que apuntalaran las nuevas industrias argentinas, asegurando a la vez la obtención de medios de pago para los productos argentinos y la posibilidad de financiar su desequilibrio comercial por un tiempo”. El tratado firmado en forma preliminar en Buenos Aires el 13 de diciembre de 1946, establecía un régimen de unión aduanera, declarando libres de derechos de importación -con alguna excepción- a los productos originarios de cada país. Ambas partes se obligaban a atender preferentemente sus necesidades con los saldos exportables, ventajas que quedaban excluidas de las cláusulas de nación más favorecida.

Otro de los tratados binacionales firmados por aquellos años viabilizó el Plan Serena, que llevó a cabo el gobierno chileno, tendiente a estrechar vínculos con la provincia de San Juan a través del camino internacional de La Serena a San Juan. Esta carretera, cuya construcción fue iniciada durante la presidencia chilena de Gabriel Videla González en 1946, tenía una longitud de doscientos cuarenta y seis kilómetros hasta la frontera, en el Paso de Aguas Negras, a cuatro mil cien metros de altura.

Como manifestaría el propio González Videla, no tuvo la suerte, a pesar de sus esfuerzos y desvelos, de poder inaugurarla y hubo de conformarse con la construcción de doscientos veintiocho kilómetros. Faltaron solo dieciocho kilómetros para llegar al límite, los 10 Km más difíciles por la configuración geológica de la cordillera de Los Andes, la altura y la nieve, que solo permiten el trabajo en cortas temporadas de tres o cuatro mil cien metros de altura. “Nadie desconoce la trascendencia que tiene para Coquimbo y para las provincias argentinas de San Juan, La Rioja y Tucumán la salida de la producción agrícola argentina por el puerto de Coquimbo hacia el Pacifico”, señalaba el mandatario chileno al lanzar aquel Plan Serena de 1946, en el marco del Tratado de Unión Económico Argentino Chileno.

Según dan cuenta los investigadores de la FFHA, “la subdivisión de regiones en la provincia permitió fortalecer la prosperidad, en especial de los departamentos fronterizos que tenían conexión con Chile”, poniendo como ejemplo “el emprendimiento de una política caminera destinada a fortalecer lazos con Chile, tal como se vio en el inicio del camino de Agua Negra, y tal y como se manifestara en el acuerdo de La Serena, como así también con Coquimbo”.

Hernández y Robledo ponen énfasis a su vez en “el rol que desempeña la prensa escrita en los diferentes procesos históricos, de gran relevancia, ya que en ellos se puede visualizar el rol político de cada uno”, mencionando entre otros un párrafo de la prensa de Buenos Aires que habla del “entendimiento entre Chile y la Argentina” y que “en cuanto estos asuntos puede llegar a culminar con la referida Unión Aduanera”.

Integración nacional

En cuanto al proceso de integración nacional en particular, los investigadores del Instituto de Historia Regional mencionan que se buscó “mediante proyectos y acciones concretas lograr una transformación socioeconómica y cultural promovida desde el Estado”, lo que resultó en el “estímulo de las actividades económicas y el fortalecimiento del desarrollo interno” que “se ejecutarían simultáneamente, generando la posibilidad de cimentar el despegue de la provincia de San Juan, consumándose a través del desarrollo de la minería local, motorizando y dándole un gran impulso a la diversificación de la economía provincial”.

En este plano, consigna el estudio, el gobierno peronista se valió de los Planes Quinquenales (1947-1951 y 1952-1956) para encarar las transformaciones necesarias en virtud de una acción de gobierno que debía desplegarse y concretarse en el término de cinco años, por lo que se dividió al país en regiones, y en el caso de nuestra provincia en subregiones, permitiendo el contacto histórico con la IV Región Chilena, como se ha dicho, otorgando así una revalorización a las economías regionales.

Así también, la investigación reconoce que la provincia de San Juan no fue ajena a los designios del gobierno nacional que impulsaba un programa cuyo punto cinco proponía promover ampliamente el potencial minero e industrial “como forma de desarrollo integral de la región, a través principalmente de la integración de zonas menos avanzadas a los núcleos de desarrollo más importantes, por medio del entronque de redes complementarias o menores con la red general o nacional, buscando la vinculación entre los núcleos poblados y centros de producción, con puertos y mercados de consumo” (Nueva Historia de San Juan, EFU).

En este nivel de integración se repite el reconocimiento al papel de la prensa, en este caso, a nivel local, el de la Revista Sarmiento, editada por César H. Guerrero (1945, 1946), que es de donde se extraen datos importantes para la investigación. Lo que importa, a criterio de los investigadores, es valorar que la realidad de la época “se ve reflejada en los artículos relevados, en donde se da una importancia vital a la diversificación económica, a través de la importancia de la agricultura, las obras de riego y sobre todo la necesidad de impulsar a la minería como fuente de recursos primordial”.

El trabajo de investigación concluye reconociendo que, “sin duda, la aplicación de las dos líneas de acción del programa peronista conformó una falange exitosa en términos de desarrollo económico provincial y en función de los resultados alcanzados tanto a corto como a largo plazo”.

 

El estímulo de la actividad minera a través del Fondo de Fomento Minero (2)

Como se sabe, la primera década peronista produjo grandes cambios en el país, utilizando el crédito industrial como una de las principales herramientas para el desarrollo de la economía, y la minería estuvo entre las actividades industriales beneficiarias de los préstamos de fomento bancario. En efecto, un decreto del Poder Ejecutivo (cuyo gabinete ya integraba el Gral. Juan Perón) creó en abril de 1944 una nueva institución oficial: el Banco de Crédito Industrial Argentino (BCIA), el cual cumplió un rol clave como promotor del sector industrial y minero a través de préstamos de fomento a empresas, muchas de ellas ubicadas en el interior (3).

En su investigación, los profesores Daniel Arias y Silvana Frau enmarcan el período estudiado dentro del proceso de la industria sustitutiva y de la etapa que el historiador Rapaport y el economista Ferrer denominan del “Proyecto Industrializador Peronista (1945-1955)”. De hecho, la creación del Fondo de Fomento Minero, derivada de la puesta en marcha del Banco de Crédito Industrial creado en 1944, impactará de lleno en el período analizado, y en particular en nuestra provincia.

Al hacer un poco de historia para contextualizar la problemática abordada, refieren los profesores Arias y Frau que en 1943 se realiza el 1º Congreso Industrial Minero Argentino en San Juan, con una gran repercusión a nivel nacional, organizándose  inmediatamente el 2º Congreso en noviembre de 1944 en la ciudad de Buenos Aires. Es en esas circunstancias –y a poco de concluir la Segunda Guerra Mundial- que las Comisiones de Financiación y Crédito integrada por la Cámara Argentina de Minería, Centro de Minería de Mendoza y Centro Argentino de Minería presentan la Resolución de creación del Fondo de Fomento Minero. Dicha resolución se basa en que “la minería constituye una industria bélica para el desarrollo y defensa de la Nación y es por esa razón que debe ser fomentada y debe ser estimulada permitiendo el desarrollo de las economías regionales, cumpliendo el Estado un papel fundamental en el progreso de esta industria, asumiendo el riesgo de su promoción”.

Si se tiene en cuenta que San Juan buscaba reconstruirse luego del terremoto que la asoló el 15 de enero de 1944, entenderemos que la iniciativa de creación del Fondo Minero fue muy bien recibida en nuestra provincia. En ese sentido, se creó el Departamento de Reconstrucción, cuya función fundamental fue la búsqueda de lugares de potencial explotación de áridos para la reconstrucción, por lo que se encomendó al Ing. Groeber que estudiara las principales vías de acceso a los potenciales yacimientos: quebrada de Juan Pobre (Zonda), la Rinconada (Pocito), Santa Clara (Sarmiento) y Sierra Chica (Zonda), que se prolonga hasta la Quebrada de la Flecha, en los Berros. El objetivo era identificar los depósitos calcáreos para la fabricación de cemento, las arcillas –cerámica-, y las rocas de aplicación. Fue así que el desarrollo de la minería de roca de aplicación fue significativo durante este periodo, siendo la minera San Francisco de los Andes la que obtuvo este beneficio.

Concluyen los investigadores del Instituto de Historia Regional que fueron los actores económicos involucrados en la actividad minera de aquel entonces, es decir Cámara Argentina de Minería, Centro de Minería de Mendoza y Centro Argentino de Minería, los inspiradores de la creación del Fondo Minero.

 

 

(1) Prof. Beatriz Hernández y el Prof. Rodolfo Robledo. Instituto de Investigaciones en Historia Regional y Argentina “Prof. Héctor D. Arias” (IIHRA) FFHA – UNSJ. Integración Regional en San Juan en el período peronista: diversificación económica y minería 1945-1946.

(2) Prof. Daniel Arias y la Prof. Silvana Frau. Instituto de Investigaciones en Historia Regional y Argentina “Prof. Héctor D. Arias” (IIHRA) FFHA – UNSJ. Estímulo de la actividad minera a través del Fondo de Fomento Minero durante el primer gobierno peronista.

(3) Marcelo Rougier (UBA – CONICET), Crédito e Industria en tiempos de Perón, 1944-1955. Revista de Historia Industrial Nº 35. Año XVI. 2007.3. Septiembre de 2007 (La acción crediticia del Banco Industrial en el marco de la política económica aplicada durante el periodo 1944-1955).