‘Inmigrantes’, una pintura de Mario Pérez

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Hay que mirar ‘inmigrantes’ desde la cubierta de un barquito de papel, arrancarle uno a la pintura y ocuparlo.

Se cuenta entre los personajes marinos evocados por los griegos a Kairós, un efebo ataviado con un penacho de pelo de caballo en la cabeza y con alas en los talones y en la espalda. Kairós designa la imagen que los griegos se hacen de la navegación. Según esta imagen la navegación es considerada un ámbito en el que la aplicación de leyes generales a casos particulares no es recomendada. Como sí lo es en alguna medida en actividades tales como, por ejemplo, el tratamiento de la vid. Si el riesgo de escapar al momento propicio para sembrar o cosechar depende de condiciones aleatorias como el clima y la fertilidad de la tierra, en la navegación dicha aleatoriedad alcanza niveles de riesgo exponencialmente mayores. Porque, aunque en ambos casos se trata de vida o muerte, ya que incluso en lo relativo a la vid se involucra la necesidad básica de la alimentación, en el caso de situaciones de riesgo en el océano, una sola ola imprevista puede barrer con siglos de pretendido afianzamiento de saberes correspondientes. ‘Para el más experimentado de los pilotos, Pontos –el rector del océano- permanece siendo siempre lo Desconocido’ (Detienne 1970).
Por eso, cabe admitir que la excelencia de un piloto (¿el artista?, ¿el espectador?, ¿usted?, ¿yo?), no se mide con respecto a asuntos de currículum, sino a la astucia para prever y anticiparse a las trampas del océano. Y aquí es donde Kairós tiene su anclaje. Porque Kairós es la capacidad de intuir el momento justo. Es la oportunidad que el piloto no puede dejar pasar una vez que logra discernir -de lejos o de cerca- la ocasión que le será dada.
Pero volvamos a nuestro viaje de ocupas. Estamos entonces en medio de un espacio inquietante, intenso más que extenso. No intentemos detener la imagen. Aquí reina el movimiento puro. Aquí, trasunta la inminente ola que es preciso conjurar. Estamos en el universo de Mario Pérez, el nuestro.
Y es en vistas de conjurar las consecuencias nefastas de la arrasadora ola, que se precisa de técnicas y reglas de experimentación. Técnicas y reglas de aplicación tan específicas como eventuales. Ya que lejos está de tratarse de un universo rectilíneo y uniforme, respecto del cual sea preciso una matriz de aplicación fija y estandarizada. Estamos ya en un escenario leibniziano, en el que permanecen suspendidos, aunque en movimiento, barquitos y tachos gigantes, sillitas y mesas, caballitos de juguete y salvavidas inflables, en donde posan sonrientes y cándidos un montoncito de personajes en la puerta del rancho, en donde reposa el muchacho agarradito de la moza mientras una radio suena en la mesita de luz. Un universo –decíamos-, en cuyo origen pareciera que una gran fuerza de torsión ha provocado la abolición de la diferencia entre el espacio y el tiempo y la disolución de los abismos entre continente y contenido. Torsión que explicaría esta atmósfera de ingravidez poblada de puntos luminosos y simulacros de horizontes. Por eso, si es cierto que en algunas pinturas hay claramente un punto central convergente o bien de fuga, también es cierto que hay otras en las que estos centros parecen multiplicarse. Si es cierto que en algunas hay resaltada una perspectiva de lo más clásica, es cierto también que esta perspectiva parece burlada en otras.
En clave del sociólogo Boaventura de Sousa Santos, permítasenos apelar a la distinción básica entre dos formas de la creación: la creación después de la lucha y la creación nacida en la lucha. Quizás crear en medio de la lucha sea esto. Navegar en un barquito de papel por el océano de la vida, impedir cualquier ola que venga a interrumpir el libre –aunque tortuoso- movimiento de la rueda del karma, conjurar a Kairós. Y sobre todo, no dejar pasar esta oportunidad única que como latinoamericanos transitamos y que Mario Pérez nos ilumina magistralmente.

La imagen que ilustra la nota es «Inmigrantes» de Mario Pérez de la muestra Nuevas claves para lo real maravilloso
Exposición hasta el 13 de octubre de 2013 en el Museo Provincial de Bellas Artes Franklin Rawson – San Juan
“Inmigrantes”. Óleo sobre lienzo. 200cm x 200cm
Foto: www.perez-zurbaran.com.ar
Cristina Pósleman

Escribe:
Magíster Cristina Pósleman
Instituto de Expresión Visual
Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes – UNSJ

2 comentarios en «‘Inmigrantes’, una pintura de Mario Pérez»

  • el 22 septiembre, 2013 a las 23:55
    Enlace permanente

    Comentario Felicitaciones Cristina, has descripto la obra de Mario Perez, con esquisitez y virtuosismo. Te admiro. Gracias por saber decir brillantemente lo que el pintor hace con imagen.

  • el 23 septiembre, 2013 a las 11:33
    Enlace permanente

    Una sin igual visión de la paradigmatica obra de Mario Perez, impecable como siempre.

Los comentarios están cerrados.