Acerca de Ensayo sobre el lugar

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En abril se estrenó en la sala del Teatro Municipal de San Juan, Ensayo sobre el lugar, una película de Enzo Vera, producida por Surreal Films Productora. Actúa Isabel Rostagno, quien también es co-autora del guión. Este film apuesta por la experimentación, la originalidad y la profundidad, además de ser una prueba de que es posible hacer cine con los recursos mínimos. Seguramente marcará una importante huella en el horizonte de la cinematografía sanjuanina. Permítasenos un corto análisis.

La participación de una sola actriz y su trabajo, que descuella por la sobriedad, el uso de una sola cámara y la preferencia de paisajes naturales e interiores despojados, la abundancia de planos generales y primerísimos planos largos, una economía absoluta en el sonido y una ausencia total de diálogos, enmarcan a Ensayo sobre el lugar dentro del horizonte del cine minimalista. Pero una vez reconociendo esta obviedad cabe preguntar cómo se cumple esta estética en esta propuesta en particular, que se arriesga justamente a terminar atrapada bajo ese rótulo, pero del cual, como vamos a mostrar, logra sutil y lentamente zafarse.
A través de un montaje rítmico que va de exteriores a interiores, de cuadros oscuros, sombríos y silenciosos, a atmósferas luminosas y plenas de sonoridades naturales, de ángulos neutros a algunos estratégicamente elegidos, este film cumple con lo que promete en su título, y lo hace con un giro subrepticio que iremos descubriendo en su momento. Entonces “ensayo”, porque apuesta por una hipótesis, la de que es posible detener el tiempo transitando la superficie que el film mismo va dibujando. Y es posible detener el tiempo no sin escapar a la paradoja de los dos sentidos a la vez, el del pasado que se presentifica como un ánima cohabitando sigilosamente la misma habitación, el mismo paisaje; y el del futuro que sobreviene al arribar la noche, al despertar el sol, en el canto de los pájaros, en cada nuevo y nimio acontecer, en las mil y una vueltas del eterno retorno. Siempre esquivando el presente, virtual, lo que pasa ocurre en esa superficie de cristal. Pura instantaneidad que desnuda, con primerísimos planos al ras del suelo o panorámicas a la altura de los árboles, llamativa y microscópicamente una miríada de acontecimientos. El zoom a las hormigas cargadas en plena caminata, o el zoom sonoro del cantar matinal de las aves.
Del film salimos con la sensación de que algo está resuelto. Pero, ¿cómo?, ¿cómo hemos atesorado el efecto sutil de la memoria en pleno andar?
La respuesta la hallamos en la elección de una poética de la minuciosidad y una línea narrativa austera. A pesar de la presencia textual de una mujer que recorre el espacio en actitud de introversión, hay una ausencia total de tomas subjetivas clásicas. En todo caso, la cámara permanece puesta ahí, como un testigo casi impertérrito. Lo que nos aleja desde el principio de toda estética de la representación, sumiéndonos en un efecto de desdoblamiento del acto de mirar que por momentos resulta inquietante. Nos hallamos en el lugar de voyeurs de la aventura de una subjetividad resbaladiza que busca y cuyo objeto de deseo se nos devela lentamente –a manera de pregunta y no de respuesta–. Eventualmente el ojo de la cámara abandona esa distancia y se suma a la búsqueda. Nos ofrece algunas pistas, cuidándose de inmiscuirse lo menos posible en la interioridad del personaje. El plano de la actriz dibujando un retrato nítido, el hallazgo de un mensaje escrito a puño y letra, en el más clásico sepia del pasado, el abrazo en sollozos de las paredes que la separan de lo que fue. Todos estos motivos nos recuerdan que esto es cine, y que es en el cine donde la vida se nos ha ofrecido en su vulnerabilidad más profunda, y lo seguirá haciendo…

Mirando a la actriz reflejarse en la imagen que le devuelve el espejo roto, se nos viene a la memoria todo un catálogo de citas. De citas de films que lograron sobrevivir al ataque del consumo contra la belleza.
Afecciones que coronan el éxito de este ensayo, que es una invitación a compartir el deslumbramiento ante el lenguaje cinematográfico, la celebración de un objetivo logrado sin mayores estridencias. Un ensayo que más bien es del tiempo, o en todo caso, del lugar en el que el tiempo se ensaya, un ensayo sobre el cine.

Cristina Pósleman

Escribe:
Dra. Cristina Pósleman
Instituto de Expresión Visual
Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes – UNSJ
 
  Ensayo sobre el lugar producida por Enzo Vera e Isabel Rostagno
Productora: Surreal Films
Guión: Isabel Rostagno y Enzo Vera
Dirección: Enzo Vera

Sinopsis: “Una mujer regresa al campo, a la casa que alguna vez habito. El reencuentro con los sonidos, los objetos y los distintos ambientes le permitirán reconstruir la memoria de una pasado, donde cada momento guardara un secreto, y el fluir del tiempo lo irá develando”

Trailer en https://www.youtube.com/watch?v=xB2pkQUmzKU